Poesía – Cultura Quetzal https://culturaquetzal.com Cultura Quetzal Sun, 12 May 2024 04:35:20 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.2 https://i0.wp.com/culturaquetzal.com/wp-content/uploads/2023/12/cropped-logoCQ_2.png?fit=32%2C32&ssl=1 Poesía – Cultura Quetzal https://culturaquetzal.com 32 32 214518998 Canción del pirata https://culturaquetzal.com/2024/05/11/cancion-del-pirata/ https://culturaquetzal.com/2024/05/11/cancion-del-pirata/#respond Sun, 12 May 2024 04:35:18 +0000 https://culturaquetzal.com/?p=1144 Por: José de Espronceda

Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela,
en la loma gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá en su frente Estambul.
“Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormento, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.”

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

A la voz de “¡barco viene!”
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar.
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
En las presas
yo divido
lo cogido
por igual.
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Sentenciado estoy a muerte.
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena
colgaré de alguna entena
quizá en su propio navío.
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo
como un bravo
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar”

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La desesperación https://culturaquetzal.com/2024/01/21/la-desesperacion/ https://culturaquetzal.com/2024/01/21/la-desesperacion/#respond Sun, 21 Jan 2024 06:44:14 +0000 https://culturaquetzal.com/?p=1078 Por José de Espronceda

Me gusta ver el cielo
con negros nubarrones
y oír los aquilones
horrísonos bramar,
me gusta ver la noche
sin luna y sin estrellas,
y sólo las centellas la tierra iluminar.

Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con mano despiadada
los cráneos machacar.

Me alegra ver la bomba
caer mansa del cielo,
e inmóvil en el suelo,
sin mecha al parecer,
y luego embravecida
que estalla y que se agita
y rayos mil vomita
y muertos por doquier.

Que el trueno me despierte
con su ronco estampido,
y al mundo adormecido
le haga estremecer,
que rayos cada instante
caigan sobre él sin cuento,
que se hunda el firmamento
me agrada mucho ver.

La llama de un incendio
que corra devorando
y muertos apilando
quisiera yo encender;
tostarse allí un anciano,
volverse todo tea,
y oír como chirrea
¡qué gusto!, ¡qué placer!

Me gusta una campiña
de nieve tapizada,
de flores despojada,
sin fruto, sin verdor,
ni pájaros que canten,
ni sol haya que alumbre
y sólo se vislumbre
la muerte en derredor.

Allá, en sombrío monte,
solar desmantelado,
me place en sumo grado
la luna al reflejar,
moverse las veletas
con áspero chirrido
igual al alarido
que anuncia el expirar.

Me gusta que al Averno
lleven a los mortales
y allí todos los males
les hagan padecer;
les abran las entrañas,
les rasguen los tendones,
rompan los corazones
sin de ayes caso hacer.

Insólita avenida
que inunda fértil vega,
de cumbre en cumbre llega,
y arrasa por doquier;
se lleva los ganados
y las vides sin pausa,
y estragos miles causa,
¡qué gusto!, ¡qué placer!

Las voces y las risas,
el juego, las botellas,
en torno de las bellas
alegres apurar;
y en sus lascivas bocas,
con voluptuoso halago,
un beso a cada trago
alegres estampar.

Romper después las copas,
los platos, las barajas,
y abiertas las navajas,
buscando el corazón;
oír luego los brindis
mezclados con quejidos
que lanzan los heridos
en llanto y confusión.

Me alegra oír al uno
pedir a voces vino,
mientras que su vecino
se cae en un rincón;
y que otros ya borrachos,
en trino desusado,
cantan al dios vendado
impúdica canción.

Me agradan las queridas
tendidas en los lechos,
sin chales en los pechos
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello,
al aire el muslo bello…
¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!

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El Cuervo https://culturaquetzal.com/2023/10/28/el-cuervo/ https://culturaquetzal.com/2023/10/28/el-cuervo/#respond Sat, 28 Oct 2023 06:34:59 +0000 https://culturaquetzal.com/?p=940 Por: Edgar Allan Poe

Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi habitación.
“Es -dije musitando- un visitante
tocando quedo a la puerta de mi habitación.
Eso es todo, y nada más.”

¡Ahl aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonor, la única,
virgen radiante, Leonor por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.
Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi habitación
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi habitación quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor -dije- o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi habitación,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonor?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonor!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi habitación, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente -me dije-, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días de antaño.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha -le dije-
no serás un cobarde.
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda -pensé-, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de “Nunca, nunca más.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir graznando: “Nunca más,”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonor!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonor!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabolica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonor,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonor!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi habitación.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!

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Calla, enmudece, https://culturaquetzal.com/2023/09/17/calla-enmudece/ https://culturaquetzal.com/2023/09/17/calla-enmudece/#respond Sun, 17 Sep 2023 09:41:25 +0000 https://culturaquetzal.com/?p=914 Por: Vicenta Laparra de la Cerda

En un carro de nubes, en oriente,
Surje la luna majestuosa y leda;
Y los rayos que lanza de su frente
Se quiebran en el mar y en la arboleda;

Y cruza lenta por el ancho espacio
Con su corte de pálidas estrellas
Y su disco de nácar y topacio,
Dejando al caminar plateadas huellas.

¡Todo es hermoso en tan serena noche!
El soplo de la brisa perfumada
Columpiando los lirios en el broche
Y abriendo su corola nacarada.

Los tallados peñones de la playa
Donde revienta el espumoso oleaje;
La rama que en el árbol se desmaya,
Y los varios colores del paisaje.

Las barcas de los pobres pescadores
Regadas como banda de palomas;
El aura jugueteando entre las
flores, Y del cerrado bosque los aromas.

La profusión de conchas primorosas
Bordando el arenal de la ribera;
El conjunto de plantas olorosas
Llenando de perfumes la pradera.

El monótono canto del marino
Que vuelve á sus hogares fatigado,
Y se sienta en los bordes del camino
Descansando en sus remos apoyado.

El blanco cisne de nevada pluma
En las aguas salobres deslizando;
Los blancos copos de brillante espuma
Que el choque de las olas va formando.

Y mas allá, la rutilante estela
Que alza el empuje de gallarda nave,
Cuando hincha el viento su flotante vela
Y balancea con impulso suave.

Varios hombres á bordo del navío
Contemplan el fulgor de los luceros,
En tanto el Capitán grita: ¡al avio!
¡Levar anclas, mis bravos marineros!
Zarpa la nave y á la mar se lanza;
Y apartando las ondas con su quilla,
Por el océano turbulento avanza
Y lijera se aleja de la orilla.

Un judio de rúbia cabellera
De noble porte y de semblante grave,
Vé la estension de la celeste esfera,
De pié sobre cubierta de la nave.

¡Es su rostro mas bello que los cielos!
Vierte la luz de su mirar sereno
La dulce venturanza y los consuelos,
Dejando el corazón de encantos lleno.

El Hebreo á la popa se encamina.
Se sienta allí radiante de pureza,
Y en su torneada mano alabastrina
Lánguidamente apoya su cabeza:

Sus párpados se cierran por el sueño
Que tendiendo su mano transparente,
Coloca su corona de beleño
En su divina y majestuosa frente.

Y duérmese el bellísimo Judio,
En tanto que el oleaje va creciendo:
Y se ajitan las velas del navío
Y el espacio la sombra va cubriendo.

Agrupanse los negros nubarrones
Cual jigantes en orden de batalla;
Comienzan a silvar los aquilones,
¡Y la borrasca tremebunda estalla!

El ángel de la muerte se pasea
De tromba en tromba, ¡y blande su guadaña
Con sus alas levanta la marea,
Y su aliento resuena en la montaña.

El relámpago rasga el horizonte
Y la densa cortina de la noche:
Caen los ceibos del cercano monte.
Y el trueno rueda cual funesto coche.

¡Todo es tribulación! el remolino,
Mueve la nave en todas direcciones:
Troncha el palo mayor el torbellino,
Y el velamen desgarran los turbiones.
Rotos están los mástiles y el puente,
Y tiemblan de pavor los pasajeros:
El pobre timonel limpia la frente
Del copioso sudor: los marineros

Luchan en vano, todo está perdido!
¡Todo se ajita en convulsión violenta!
Jiran los vientos con tremendo ruido,
¡Y ruje atronadora la tormenta!

Mas al fin los discípulos del hombre
Que duerme en calma en medio del tormento,
Recuerdan la grandeza de su nombre,
Y corren á él en tan fatal momento.

¡Levántate Señor á socorrernos!
Gritan todos doblando la rodilla;
Y Pedro esclama: ¡ven á protejernos!
Y ante su Majestad el rostro humilla:

Alza el hebreo la divina frente
Donde tiene el encanto su morada,
Y entreabriendo los ojos suavemente
Lanza en torno dulcísima mirada.

Hombres de poca fé, dice sereno:
¿Por qué queréis temer cuando en su mano
Os lleva por doquier el Nazareno
Que es del cielo y la tierra soberano?

Y tranquilo á la escala se dirije
Cuando el fragor del rayo estrepitoso
Al desgraciado tripulante aflije,
Y resuena el retumbo borrascoso.

Llega á la mura en tanto que el navío
A babor y estribor jira violento,
Y el remezón del huracán bravio.
Le mueve á barlovento v sotavento.

Suelta al viento la rubia cabellera.
Fija en el Cielo los divinos ojos;
Vela nubes rodando por la esfera.
Y de la pobre nave los despojos.

Y cuando ruda la sozobra aumenta
Y tiembla de pavor el navegante,
¡Calla! ¡enmudece! dice a la tormenta,
¡Y la tormenta calla en el instante!

El ángel de la sombra se retira
Llevándose los truenos en sus alas:
El suave soplo de las auras jira,
Y de la calma tiéndense las galas.

Y descienden veloces mil querubes
De blanca frente y de flotante velo,
Recojen los crespones de la nubes,
Y queda limpio el bello azul del cielo;

Y la luna, doliente y majestuosa
En su carro de blancos reberberos,
Aparece de nuevo luminosa
Con su corte brillante de luceros.

¿Quién és este hombre? dice el navegante:
A quien el rayo humilde le obedece,
Y la dulce espresion de su semblante
Dilata el corazón y le engrandece?

¿No hay duda que es un Dios! dice el marino
Doblando reverente la rodilla,
El que domina el fiero torbellino,
Y la tremenda tempestad humilla!

¡Es Dios! repite el ángel inefable
Pulsando con delicia el plectro de oro;
Y yo gusano vil y miserable,
¡Canto a mi Dios, y con amor le adoro!

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Edgar Allan Poe https://culturaquetzal.com/2023/04/02/edgar-allan-poe/ https://culturaquetzal.com/2023/04/02/edgar-allan-poe/#respond Sun, 02 Apr 2023 21:03:19 +0000 https://culturaquetzal.com/?p=721 Edgar Allan Poe fue un escritor, poeta, crítico y periodista estadounidense nacido en Boston, Massachusetts, el 19 de enero de 1809. Fue reconocido por sus relatos cortos de terror, misterio y macabro, así como por sus poemas líricos y melancólicos. Creció en una familia adoptiva después de que sus padres biológicos murieran. A los 18 años, se enlistó en el ejército y, posteriormente, asistió a la Universidad de Virginia. Sin embargo, debido a sus problemas de juego y deudas, tuvo que abandonar sus estudios y trabajó como periodista en varias ciudades estadounidenses.

En 1835, Poe se casó con su prima Virginia Clemm y publicó su primer libro de poemas, “Tamerlán y otros poemas”. En 1845, publicó su obra más famosa, “El cuervo”, que lo consolidó como uno de los escritores más destacados de la época.

A lo largo de su carrera tuvo problemas financieros y de salud mental, lo que lo llevó a abusar del alcohol y las drogas. Murió en Baltimore, Maryland, el 7 de octubre de 1849, a la edad de 40 años, bajo circunstancias misteriosas y nunca se esclareció la causa exacta de su muerte.

La obra de Poe ha influenciado a numerosos escritores y ha dejado un legado importante en la literatura estadounidense. Algunas de sus obras más conocidas son “Los crímenes de la calle Morgue”, “El gato negro” y “El corazón delator”.

Es considerado uno de los escritores más importantes y destacados de la literatura estadounidense, y su legado ha influido en la literatura mundial. Su estilo literario, oscuro y macabro, se convirtió en un referente para el género de terror y sus relatos cortos y poesía lírica han sido estudiados y admirados por generaciones de lectores y escritores.

Poe fue uno de los primeros escritores estadounidenses en trascender las fronteras nacionales y ser reconocido a nivel internacional. Su obra ha sido traducida a numerosos idiomas y ha sido adaptada al cine y la televisión en innumerables ocasiones.

Además, fue un innovador en el género de relatos cortos, introduciendo técnicas narrativas como el uso de la primera persona, el monólogo interior y el final sorprendente. También es considerado uno de los pioneros del género de la novela policíaca, con su relato “Los crímenes de la calle Morgue”.

Aunque es difícil reducir o identificar sus mejores títulos, aquí hay una muestra en la que se puede denotar los temas y características de su obra:

  1. 1 “El cuervo” (The Raven)
  2. “Los crímenes de la calle Morgue” (The Murders in the Rue Morgue)
  3. “El corazón delator” (The Tell-Tale Heart)
  4. “El gato negro” (The Black Cat)
  5. “La caída de la casa Usher” (The Fall of the House of Usher)
  6. “La máscara de la muerte roja” (The Masque of the Red Death)
  7. “La narración de Arthur Gordon Pym” (The Narrative of Arthur Gordon Pym of Nantucket)
  8. “Ligeia” (Ligeia)
  9. “El pozo y el péndulo” (The Pit and the Pendulum)
  10. “El hombre de la multitud” (The Man of the Crowd).

A pesar de su vida corta y tumultuosa, el legado de Poe ha perdurado a lo largo de los siglos. Su trabajo ha influido en muchos escritores, desde Arthur Conan Doyle hasta Stephen King.

Sus historias de misterio y horror siguen siendo populares en todo el mundo.

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Bajo el sol https://culturaquetzal.com/2023/02/15/bajo-el-sol/ https://culturaquetzal.com/2023/02/15/bajo-el-sol/#respond Thu, 16 Feb 2023 04:35:16 +0000 https://culturaquetzal.com/?p=658 No era fácil abrir los ojos
en medio del resplandor
ni mucho menos mantenerlos
cerrados. La incomodidad
de lo uno y de lo otro daba
como resultado leves
espasmos en el alma.

Él aún camina en medio
de la oscuridad y sus ojos
se alternan entre abiertos
y cerrados

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Lázaro https://culturaquetzal.com/2023/02/07/lazaro/ https://culturaquetzal.com/2023/02/07/lazaro/#respond Wed, 08 Feb 2023 05:11:34 +0000 https://culturaquetzal.com/?p=630 de José Asunción Silva

Ven, Lázaro!, gritóle
El Salvador, y del sepulcro negro
El cadáver alzose entre el sudario,
Ensayó caminar, a pasos trémulos,
Olió, palpó, miró, sintió, dio un grito
y lloró de contento.

Cuatro lunas más tarde, entre las sombras
Del crepúsculo oscuro, en el silencio
Del lugar y la hora, entre las tumbas
De antiguo cementerio,
Lázaro estaba, sollozando a solas
y envidiando a los muertos.

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https://culturaquetzal.com/2023/02/07/lazaro/feed/ 0 630
Sol Nocturno https://culturaquetzal.com/2023/01/29/sol-nocturno/ https://culturaquetzal.com/2023/01/29/sol-nocturno/#respond Mon, 30 Jan 2023 02:39:50 +0000 https://culturaquetzal.com/?p=547 Pronto rayará el día
nada volverá a ser igual
un nuevo día
en mi mente
en mi memoria
“devenir luz” gritaba el Dios
Todos los días sale el sol
pronto rayará el día.

Dedicado a los aconteceres del existir.

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https://culturaquetzal.com/2023/01/29/sol-nocturno/feed/ 0 547
Retorno https://culturaquetzal.com/2023/01/29/retorno/ https://culturaquetzal.com/2023/01/29/retorno/#respond Mon, 30 Jan 2023 01:37:12 +0000 https://culturaquetzal.com/?p=544 En mis sueños
todos despiertos
un negro sol resplandece
en el jardín.
Los días pasan:
Desprevenidos …
Remotos.
Ahora solo memoria
de la energía ondulante
del vasto vacío.

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https://culturaquetzal.com/2023/01/29/retorno/feed/ 0 544
Memorias de nadie https://culturaquetzal.com/2023/01/25/memorias-de-nadie/ https://culturaquetzal.com/2023/01/25/memorias-de-nadie/#respond Thu, 26 Jan 2023 04:42:57 +0000 https://culturaquetzal.com/?p=466 Melodías de una tarde olvidada son entonadas por nuevos pájaros en
el mismo árbol de antaño, una pequeña afina su violín, el árbol y sol la acompañan
aquella tarde de su infancia. Melodías de una tarde presente son entonadas por un nuevo
violín de plástico que ejecuta una anciana que yace bajo un anaranjado sol y sobre un
viejo tronco, las notas resuenan por todo el lugar.

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https://culturaquetzal.com/2023/01/25/memorias-de-nadie/feed/ 0 466